Por las mañanas nos abrigamos
mucho, cada día baja más la temperatura y tratamos desesperadamente de
acostumbrarnos a este nuevo clima para nosotros, la brisa helada nos enfría la cara mientras esperamos que el autobús
venga a recogernos, deseando venga rápido para poder estar calientes en su
interior, todos permanecemos callados y medio adormilados, miramos por las
ventanillas y revisamos nuestros teléfonos. Disfruto observando el alba, con
sus hermosos colores, cada día es distinto, uno más impresionante que el otro,
me gusta observar las siluetas negras de los árboles y edificios a contraluz y
cuando nos bajamos en la parada cerca del instituto, disfruto ver el mar a lo lejos,
desde todos los ángulos se puede ver, siempre tan imponente, con sus diferentes
matices y frío, mucho frío hace por ahí, nos quedamos todos esperando que abran
las puertas del instituto, parados conversando y tiritando de frío.
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