A veces las cosas deberían ser de la forma en que uno quiere, pero no siempre es así, la tristeza aparece cuando no debería y la impotencia y la duda opacan el sentir. Peor es cuando no se tiene a quien contarle nuestras penas y el papel y la pluma se convierten en el mejor amigo y confidente. Mis lágrimas están contenidas muy adentro, porque ya no me quedan suficientes. Quisiera gritar y correr, escapar sin rumbo y por un tiempo sola, tratar de descubrir lo que hay dentro de mi, quizás tratar de conocerme más y saber que es lo que realmente soy y deseo. Dios, ayúdame a ser feliz!!!
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